En buena compañía

Buenas compañías

No hay nada más gratificante que la buena amistad. Tener un amigo es algo de mucho valor, ya dice el refrán «quien tiene un amigo tiene un tesoro». Pero a los amigos hay que saber escogerlos.

Dependiendo de con quien estemos nos comportaremos de una u otra forma. Y nuestra vida irá por un lado o por otro, si es una persona responsable y sabia, nos influenciará para bien. Por el contrario, si su vida es desordenada y juerguista, también. Por eso hay veces que es mejor alejarse de ciertas personas, debido a su comportamiento. Muchas veces hemos oído decir «ese chico no es malo, pero le pierden las compañías con las está». Y es cierto que las compañías, en este caso las malas compañías, ningún padre las quiere par sus hijos. Y procuramos alejarlos de esos amigos que sabemos que no le van a traer nada bueno en su vida.

Dice San Pablo en 1ª de Corintios 15:33 «Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres». A veces, nos enredamos en conversaciones que no llevan a nada, salvo a criticar a otra persona. Y no era precisamente eso lo que estaba en nuestra mente, pero la conversación con quien estábamos derivó por ahí. Lógicamente el criticar a alguien no es una buena costumbre. En la versión Dios habla hoy dice: «las malas compañías echan a perder las buenas costumbres». Así dependiendo de la compañía nuestra conversación será destructiva o constructiva. Podemos ayudar a edificar la iglesia o podemos derribarla. Nuestro comportamiento es observado desde fuera y con toda seguridad pesará más lo malo que lo bueno. De nosotros depende con quien queremos estar, si con personas cuya compañía nos hacen crecer y edificar la iglesia, o con las que nos hacen errar y tirarla por tierra.

Al igual que a nosotros no nos gustan ciertos amigos para nuestros hijos, a nuestro Padre que ama y quiere lo mejor para sus hijos tampoco. Al Señor le agrada ver a sus hijos en armonía, en paz, en edificación unos para con otros. Cuando nos rodeamos de personas que sus vidas están llenas de sabiduría y de temor del Señor, algo se nos pega. Hay personas que son pacificadoras, amables, sanas en su saber y en su estar.

Preocúpate por estar en su compañía, porque tú también te verás influido por ellas, y tus costumbres cambiarán para bien. En definitiva, procura estar en buena compañía, elige bien y se sabio. Así tus conversaciones no corromperán las buenas costumbres.

Josefina Martin