El hombre cerró los ojos. No pensaba en sus tierras, seguramente arruinadas y devastada por el fuego, había sido uno de los hombres más ricos del momento. Tampoco pensaba en los animales que acababan de robarle. Ni tan siquiera pensaba en la familia que acababa de perder, y todo en el mismo día.
El hombre seguía con los ojos cerrados, con una frase en su mente. Con una frase en su corazón; Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito (Job 1:21)
Cuando los problemas llaman a la puerta es muy fácil echar la culpa a alguien. Por el hecho de ser cristiano no estás exento de las dificultades, y cuando éstas se presentan, tienes que saber hacia dónde te diriges. No le eches las culpas a Dios de tus problemas. La mayoría de las veces somos nosotros los que nos buscamos nuestros problemas, pero le echamos las culpas a Dios.
No te dejes dominar por las emociones. Dios es el único que te puede ayudar a salir del bache, de la dificultad, del problema…
La palabra «Crisis», puede sonarte nueva, puede parecerte que es actual, pero los problemas existen desde que existe la humanidad. No des la espalda al único que puede ayudarte.
Alábale siempre. Alábale incluso cuando estés afligido, cuando creas que no hay salida para tu problema. Alábale incluso cuando alguien te diga: …no seas tonto, ¿para que vas a la iglesia? Mira lo que te está pasando.
Ahora probablemente no entendemos lo que nos ocurre. Ser agradecido por lo bueno no es difícil, lo peor es cuando las cosas se complican. La Biblia nos dice que no nos apartemos del Señor porque a su lado todas las tormentas serán menos intensas. Agradece al Señor cada momento de tu vida, porque Dios está trabajando en ti.
El Señor cumple sus promesas. Nuestro tiempo no es su tiempo, pero Él estará presente. A su lado ya hemos vencido al mundo.
Job abrió los ojos, y miró lo que le rodeaba. Una paz infinita inundó su alma. Allí mismo lloró un largo rato, después de todo el único que nunca jamás le había abandonado era Dios.
Dios te conoce, y sabe mejor que nadie tus dificultades. No temas porque jamás te dejará. No te preocupes porque a Él no le afectan las crisis. No te asustes porque Él sí cumple sus promesas. Descansa en Dios.
Maite Ayuso