Sopas de ajo o sopa castellana

Ingredientes

10 dientes de ajo
6 huevos (1 por persona)
12 rebanadas de pan duro
150 g de jamón serrano
3 litros de caldo de carne o agua (depende de la cazuela donde la preparéis)
Sal y pimienta (al gusto de cada casa, recordad que lleva jamón)
2 cucharadas de pimentón dulce de la Vera
50 ml de aceite de oliva virgen extra

 

Cómo preparar unas sopas de ajo

Ya tenemos el frío a la puerta y la Navidad prácticamente encima. El cuerpo nos pide recetas de sopas y es lo que toca cocinar. Hace unos días os presentaba una de mis preferidas, sopa de cebolla. La de hoy es una de las recetas más humildes y famosas de la gastronomía española, las sopas de ajo o sopa castellana. Imprescindibles en Semana Santa y desayuno frecuente en muchas zonas del campo español.

Nuestras abuelas y nuestras madres ya nos preparaban este plato tan natural, tradicional y reconfortante. Les bastaba con ajos, pan, pimentón, agua y un poco de jamón para que nos quedásemos embobados contemplando el fuego. Siempre mirando la cazuela para ver si ya estaban listas para cenar. Yo aconsejo un buen tazón de sopas de ajo como cena, la primera cucharada de sopa ya mete el calor en el cuerpo. Su toque de ajo y su aroma de pimentón me recuerda a las cenas viendo la tele en la casa de mi prima Miriam.

Hoy os dejo con su receta aunque no se porqué, nunca me salen al 100% como a ella… Seguro que tiene algún secreto que no me ha revelado. Esta sopa merece un lugar en vuestro menú semanal de otoño e invierno, espero que la disfrutéis.

 

Preparación de las sopas de ajo

Pelamos y fileteamos los ajos, no es necesario que sean muy finos. El ajo debe dar olor y también proporcionar la emulsión entre el agua y el aceite para que la sopa sea excelente. Reservamos en un cuenco.
Elegimos una cazuela grande, calentamos el aceite en el fondo e introducimos el ajo. Salteamos hasta que comiencen a coger un color dorado (pero cuidado que no se arrebaten). Añadimos también el jamón cortado en trozos pequeños. Removemos con una cuchara de madera de manera envolvente hasta juntar bien los sabores.
Cuando los ajos tengan un color miel tostado añadimos 6 rebanadas de pan duro y les damos unas vueltas. Retiramos la cazuela del fuego y espolvoreamos con el pimentón dulce. A mí me gusta así aunque mucha gente lo hace con pimentón picante. El pimentón cumple una doble función: colorea de rojo el pan y además proporciona aroma. Para ello con la cazuela fuera del fuego para evitar que el pimentón se queme. Y que todo quede con un desagradable sabor amargo que nos fastidiaría la sopa.