Meditaciones 9-12-2020

IVAN GARCIA

 

Toca reflexionar, siempre para avanzar y mejorar, aunque esto sea, muchas veces, un proceso molesto, incómodo y rechazado por uno mismo.
Recordamos la parábola del «hijo pródigo» ¿verdad?
Redimido…
¿Y el hermano mayor? un buen hijo, obediente… ofendido por la bondad y misericordia del padre…
Pág.25 del libro El Dios pródigo de T. Keller.
Las enseñanzas de Jesús atraían constantemente a los irreligiosos, mientras que ofendía a los creyentes y religiosos de la época. Hoy en día, en nuestras iglesias, sucede al revés.
Si la predicación  y la práctica en nuestras congregaciones no producen el mismo efecto en las personas que producía Jesús, entonces no debemos estar proclamando el mismo mensaje. Si nuestras iglesias no atraen a los hermanos menores, deben estar más llenas de hermanos mayores de lo que nos gustaría pensar….
Podríamos contestar a esto diciendo: la gente no va a la iglesia porque le incómoda la cruda realidad…
O podríamos abrir los ojos y empezar a pensar si tenemos algo que mejorar… si estamos proyectando una imagen al exterior de VEN pero cambia, sino no hay sitio… en lugar de VOY y punto, sin peros.
Parece que nos hemos empeñado en hacer nuestro trabajo y el de Dios… amo, pero juzgo. Cuando nuestra parte del trabajo acaba en el AMO, el resto no nos corresponde a nosotros.
Que nuestras predicaciones, y sobre todo nuestras acciones enamoren al antirreligioso, al «pecador», al cobrador de impuestos,… a ese que detestas. Sólo entonces estaremos contando el mismo mensaje que Jesús.
Ánimo!! Nadie dijo que traer el Reino a la Tierra fuera sencillo, más bien se dijo algo como… estrecho es el camino 😉
48527-Prodigal.800w.tn