JESUS REVELADO EN MI
“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días” Gálatas 1:15-18
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6
Estas palabras del apóstol Pablo muestran que su apostolado no vino por medio de hombres, sino que fue recibido directamente de Jesucristo, por eso, todo su ministerio está basado en el Cristo resucitado, con el que tuvo su primer encuentro en Damasco para su conversión y luego durante tres años recibió instrucción directa de Él en Arabia.
Que experiencia tan particular, Pablo fue llevado al conocimiento y a la fe por el mismo Señor Jesucristo. Todos los que hemos sido convertidos para salvación, hemos sido llamados por su gracia transformadora. La conversión es obra del poder de Dios, por eso Cristo no solo debe ser revelado a nosotros, sino que también debe ser revelado en nosotros, y esto es lo que Pablo afirma en Gálatas 2:20 “Más vive Cristo en mí”.
Todos necesitamos esa revelación del Hijo en nosotros porque hace que cambiemos nuestra perspectiva espiritual. No se trata de saber mucho de una religión o que digamos que Jesús fue un gran maestro o profeta, o hablemos de cualquier cosa histórica sobre Él, sino que debe ser una verdad revelada en nuestra vida. Desafortunadamente la mayoría de las personas tienen solo un conocimiento externo de Jesús; saben de Él, porque dividió la historia en dos o porque se le menciona histórica y culturalmente cuando se celebra Semana Santa o Navidad; otros solo tienen un conocimiento bíblico porque han leído los evangelios o las epístolas y saben lo que hizo en su ministerio terrenal, pero es simple conocimiento.
Algo diferente es la experiencia espiritual cuando el Padre por medio de su Santo Espíritu revela su presencia en nosotros, es un encuentro espiritual y vital con la persona de Jesús, que trae un cambio radical dentro de nuestro ser y que nos lleva a encontrar nuestra gloria en lo que Dios ha hecho por nosotros a través de Jesucristo. En Él está la plenitud de Dios, de tal manera que nada quedó fuera de Él y de esa plenitud tomamos todos. Como lo expresa Juan 1:16 “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”.
Así como a Pablo, el Señor nos escogió antes de que naciéramos y nos apartó, para que cumpliéramos los propósitos de su amor soberano y así manifestar en nosotros su buena voluntad. A Dios Padre le agradó revelarnos a Jesús para que resplandeciese en nuestros corazones.
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