Almendros en flor

Almendros en flor

 

En varias partes del hemisferio norte ya vemos a los almendros en flor.  Sus flores nos anuncian una grata noticia.  El crudo invierno pronto terminará para dar paso a la primavera.

Los almendros son los primeros árboles en florecer y este hecho puede ser imagen para enriquecer nuestra vida espiritual.   No en vano en hebreo el almendro es llamado scha·qédh, que significa “el que despierta”, “vigilante” “estar despierto”, “velar” y “luz”.

En el libro del profeta Jeremías se percibe el juego de las palabras alerta (estar vigilante) y almendro. La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Qué es lo que ves, Jeremías?» «Veo una rama de almendro», respondí. «Has visto bien —dijo el Señor—, porque yo estoy alerta para que se cumpla mi palabra». (Jeremías 1:11-12)

Es importante indicar que el candelabro del Templo tiene forma de almendro.  Moisés recibió motivado a las especificaciones dadas en Éxodo 25:33-34 y en Éxodo 37:19-20.  Esta es una clara indicación que el candelabro estaba allí tabti para alumbrar como para vigilar.

El almendro tuvo un papel fundamental para demostrar el liderazgo de Moisés ante el intento de rebelión de Coré.  Según nos cuenta Números 17:1-3.  Dios mandó a Moisés que recogiera una vara seca de almendro de cada una de las tribus de Israel.  Las mismas se pusieron al lado de Aaron en el tabernáculo.  Sólo la de Moisés (tribu de Levi) floreció y dio fruto.  Por este motivo se incluyo como parte de los instrumentos que se guardaban en al Arca de la Alianza.

Moisés y Aaron a demostrar otra vez su liderazgo luego del intento de rebelión por parte de Koraj (Coré). Estos relatos aparecen en los libros Números (17: 1-3).

Almendros en Flor, vida de Dios

Este precioso árbol simboliza también la Vida de Dios, “Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.” (Números 17.8).

Todo esto debe interpelarnos pues nuestro deber es “estar despiertos” “vigilantes“, “ser luz“.  En medio de la oscuridad del invierno espiritual nuestro llamado es a ser luz primaveral y expandir la vida de Dios en este mundo quebrantado.  Así como la primavera está cera Jesús también lo está.  Dios operará más en nuestras vidas y en la de las personas que pone en nuestro camino para vivificar, retoñar, resucitar y restaurar.

Seamos luz del mundo porque somos su imagen y El es la Luz del mundo.

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