Siempre

Hijo Pródigo

“Cogí todo aquello que creí que era mío, eché fuera lo que sabía que estaba bien. Estaba vacío, solo, demasiado avergonzado como para arrastrarme de vuelta a casa. Madre mía, mis lágrimas caían como lluvia, cuando escuché a mi Padre decirme: Siempre te voy a querer, eres mi niño, no importa lo que hagas. Bienvenido a tu hogar. Para tus errores hay gracia y misericordia. Siempre.

Es mi gozo servirte, Señor. Incluso aunque caiga cada poco tiempo. Mis lágrimas aún caen como la lluvia cada vez que te escucho decir: Siempre te voy a querer, eres mi niño, no importa lo que hagas. Bienvenido a tu hogar. Para tus errores hay gracia y misericordia. Siempre. Correré a los brazos de Jesús, Siempre. Caeré a sus pies, siempre.”

Always – 7eventh Time Down

Lucas 15:11-32* (Parábola del hijo pródigo) Hemos escuchado esta parábola un millón de veces, y creo que me quedo corta. ¿Y sabéis? Muchas veces la pasamos por encima pero no llegamos a pararnos a pensar verdaderamente en lo que Dios nos dice aquí.

Dios sabe que no eres perfecto, Dios sabe que caerás, y probablemente muuuchas veces. Te conoce, sí, a ti, nos conoce. Y no hablo de saber quiénes somos o de que le sonemos vagamente. La Biblia dice que Él conoce nuestro corazón (Salmos 44:21 es sólo un ejemplo de esto). Es algo fuerte. Conoce el centro de tu ser, conoce lo más profundo de ti, lo que nunca nadie llegará a conocer.

Pues aquí llega la buena noticia. A pesar de conocer las intenciones de tu corazón eres lo más importante para Él. Sí, tú. ¡Por favor! ¿No mandó a morir a SU HIJO? ¿Por TI? ¿Tú mandarías a morir a tu hijo por alguien como tú, por alguien pecador?

Pues no sólo hizo eso. Sino que te recibió y te recibe con los brazos bien abiertos. Te lleva a tu HOGAR. SIEMPRE lo ha hecho y SIEMPRE lo hará.

Ahora acabamos de pasar Acción de Gracias. ¿Alguna vez te has parado a reflexionar de verdad en Dios y en lo que te dice en esta parábola? Párate ahora y dale las gracias. Vuelve a casa. La puerta, al fin y al cabo, siempre ha estado abierta.

Te reto a que leas lo que viene arriba poniendo tu nombre. Es una buena forma de reflexionar. Ese mensaje es de Dios para ti.

Paula Arias