La Iglesia Evangélica de Móstoles surge al amparo de la Ley de Libertad Religiosa de 1967, que puso fin al monopolio religioso auspiciado por el nacional-catolicismo franquista. Algunas familias de raigambre evangélica se establecen en la localidad como parte del crecimiento experimentado en los años 70 del siglo pasado.
Su forma de entender la fe en Cristo, más dinámica y personal, con implicaciones directas en la vida diaria, el trabajo y la familia, les convierten en un referente para otras familias que anhelaban una espiritualidad real y práctica. Comienzan así las primeras reuniones en domicilios particulares y, posteriormente, en el local de una ortopedia en la calle Zaragoza. Será el 14 de Noviembre de 1978, cuando se solicite el reconocimiento legal de la que entonces se llamó IGLESIA BÍBLICA, en el que sería su emplazamiento durante muchos años, la c/ Barcelona 50.
La Iglesia se presenta a los vecinos con una campaña, “Vida para Móstoles”, cuyo lema causó un gran impacto: Yo la encontré… Tú también puedes encontrar nueva vida en Cristo. A partir de entonces el programa infantil “La Isla del Tesoro” y las actividades en el antiguo Cine JAYTO, promovieron la difusión del evangelio y una espiritualidad basada en la fe y en el amor de Dios manifestado en Jesucristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra salvación. Desde los comienzos de esta iglesia hasta nuestros días, la población evangélica de Móstoles se ha incrementado hasta llegar a un 1%.
Además de un importante crecimiento, en estos años la Iglesia Evangélica de Móstoles ha fundado una iglesia en Fuenlabrada, otra en El Escorial, y ya ha comenzado a establecerse en Méntrida (Toledo). También es co-fundadora de la Misión Urbana de Madrid, proyecto social pionero en España, que ha servido de modelo a otros en el resto del país.
Actualmente, la Iglesia Evangélica de Móstoles constituye una de las fuerzas vivas de nuestra ciudad y colabora activamente en diferentes ámbitos. Su participación en la vida socio-política del municipio es importante, y cuenta con el reconocimiento de las autoridades, por sus aportaciones sociales y culturales. Una labor desinteresada a favor de los demás, basada en el amor al otro como expresión práctica del amor de Dios que hemos conocido a través de Cristo y su palabra contenida en la Biblia.