Visión: De Móstoles al cielo

El predicador Estarlin Almarante continúa la serie sobre la identidad de la iglesia, enfocándose esta vez en la visión. Explica que si la misión (discipular, bautizar y enseñar) es el «qué», la visión es el «cómo» y el «hacia dónde». Con el título «Visión: De Móstoles al cielo», establece que el propósito final de la iglesia es llegar al cielo y llevar consigo a toda la ciudad de Móstoles. Para desarrollar esta idea, se basa en una exégesis de Apocalipsis 7:9-10, analizando la escena celestial a través de seis preguntas clave.

  • Qué es la visión: Juan no ve una simple idea o un sueño humano, sino una revelación divina garantizada del futuro. Es la certeza del plan final de Dios, donde los redimidos estarán reunidos ante Él. Aunque el mundo presente muestre maldad e injusticia, esta visión es tan segura como un plano de arquitecto: Dios, el arquitecto del mundo, cumplirá su propósito.
  • La magnitud de la multitud: La multitud que Juan ve es «incontable». Esto sirve de estímulo para la fe, especialmente en contextos donde los creyentes parecen una minoría (como el 3% en España). El predicador anima a creer que Dios está construyendo una multitud más allá de lo que los ojos humanos pueden ver y a no poner excusas basadas en nacionalidades o dureza de corazón.
  • El origen de la multitud: La diversidad es absoluta, abarcando «todas naciones, tribus, pueblos y lenguas». No hay un rincón del planeta que no esté representado. Esto incluye a Móstoles, y la aplicación es clara: los creyentes deben esforzarse por ver, por fe, a sus familiares, amigos y vecinos formando parte de esa multitud celestial.
  • La ubicación de la multitud: Están «delante del trono y en la presencia del Cordero». Esto simboliza una restauración completa de la relación con Dios, perdida en el Edén. Ya no hay separación, sino proximidad, pertenencia, aceptación como hijos y seguridad eterna, lo que naturalmente conduce a la adoración.
  • La condición de la multitud: Llevan «vestiduras blancas» y «ramas de palma». Las vestiduras blancas representan la pureza y la justicia de Cristo imputada a ellos, ya que fueron lavados por su sangre. Las palmas son símbolo de victoria, celebrando el triunfo definitivo del Cordero sobre el pecado y la maldad.
  • La actividad de la multitud: Su acción principal es clamar «a gran voz» en adoración, proclamando: «La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono y al Cordero». La adoración es una respuesta de gratitud espontánea y unánime, reconociendo que su presencia allí se debe exclusivamente a la obra salvadora de Dios.

En conclusión, el predicador vincula esta visión celestial con la visión práctica de la iglesia local: «De Móstoles al cielo». La escena de Apocalipsis es la foto final garantizada por Dios, pero Él ha decidido cumplir su plan usando a su iglesia como instrumento. Se hace un llamado urgente a los creyentes a salir de su comodidad, creer en el poder del evangelio para salvar y compartir activamente su fe. El mensaje final es que, aunque Dios podría cumplir su visión sin nosotros, ha elegido hacerlo a través de nosotros, lo que convierte esta misión en un inmenso privilegio y responsabilidad.