En la predicación titulada «Un amor sacrificial», el predicador Estarlin Almarante reflexiona sobre el significado más profundo del amor, basándose en el pasaje de Juan 15:13, donde Jesús afirma que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos. A través de ejemplos cotidianos y una referencia a la película «La sociedad de la nieve», el predicador explora cómo el amor verdadero no se trata de recibir, sino de entregarse de manera sacrificial. Esta reflexión invita a los oyentes a considerar cómo el amor de Jesús, manifestado en su entrega en la cruz, es el modelo perfecto de un amor que trasciende los sentimientos y se convierte en una decisión de vida.
- El amor más grande es aquel que se entrega sin buscar recibir nada a cambio, como Jesús lo hizo al dar su vida por sus amigos.
- El amor no es solo un sentimiento, sino una decisión que requiere compromiso y sacrificio, incluso cuando los sentimientos desaparecen.
- Jesús nos llama a amarnos unos a otros como Él nos amó, lo cual implica un amor sacrificial y desinteresado.
- El amor que Jesús demanda no es opcional, sino un mandamiento que nos obliga a amar incluso a aquellos que nos rodean, no solo a quienes nos caen bien.
- Para practicar este amor sacrificial, debemos morir a nuestro egoísmo y permitir que Cristo viva en nosotros, guiándonos a amar como Él lo hizo.
- El amor de Jesús es incondicional y se ofrece a todos, incluso a aquellos que lo rechazan, demostrando que el amor verdadero perdona y busca restaurar.
- El mundo necesita más amor, paciencia y perdón, y los creyentes están llamados a ser portadores de ese amor, reflejando el amor de Jesús en sus vidas.
En conclusión, la predicación nos desafía a vivir un amor que va más allá de lo superficial, un amor que se entrega sin condiciones y que refleja el sacrificio de Jesús en la cruz. Este amor no es fácil de practicar, ya que requiere morir a nuestros deseos egoístas y permitir que Cristo obre en nosotros. Sin embargo, es un amor transformador que tiene el poder de cambiar vidas y restaurar relaciones. Al final, el mensaje central es claro: somos amados por Dios de manera incondicional, y ese amor debe ser la base desde la cual amamos a los demás.