¿Qué hacemos después de la resurrección?

En esta predicación titulada «¿Qué hacemos después de la resurrección?», el predicador Estarlin Almarante reflexiona sobre cómo los discípulos de Jesús, después de haber presenciado su resurrección, volvieron a sus vidas anteriores, alejándose temporalmente de su llamado. A través del pasaje de Juan 21:1-14, se analiza cómo Jesús, en su gracia y misericordia, los restaura y los invita a volver a Él. La predicación nos desafía a no «enterrar» la resurrección en nuestras vidas diarias, sino a vivir en constante comunión con Cristo, recordando que Él siempre nos espera con los brazos abiertos, listo para restaurarnos.

  • Volviendo a nuestras viejas costumbres: Los discípulos, después de haber visto a Jesús resucitado, deciden volver a pescar, retomando su vida anterior. Esto refleja cómo, a veces, después de un encuentro transformador con Dios, podemos caer en la tentación de volver a nuestras antiguas formas de vida.
  • El fracaso de actuar por nuestra cuenta: Los discípulos pasan toda la noche pescando y no logran atrapar nada. Esto simboliza cómo, cuando nos alejamos de Dios y confiamos en nuestros propios planes, el resultado suele ser el fracaso y la falta de propósito.
  • La gracia de Jesús en medio de nuestro alejamiento: Jesús no reprende a los discípulos por haberse alejado, sino que les muestra gracia. Les da una pesca milagrosa y les invita a compartir un desayuno con Él, restaurando su relación y recordándoles que Él es la fuente de todo.
  • La importancia de volver a Jesús: Jesús no condena a los discípulos, sino que los invita a volver a Él. Esto nos enseña que, sin importar cuánto nos hayamos alejado, siempre hay un camino de regreso a la comunión con Dios.
  • La actitud que debemos tener hacia quienes se alejan: En lugar de juzgar a quienes se han alejado de Dios, debemos imitar la actitud de Jesús: mostrar gracia, compasión y misericordia, invitándolos a volver al Padre.

En conclusión, la predicación nos desafía a no «enterrar» la resurrección en nuestras vidas cotidianas, sino a vivir en constante comunión con Cristo. A través de la historia de los discípulos, aprendemos que, aunque podemos caer en la tentación de volver a nuestras viejas costumbres, Jesús siempre está dispuesto a restaurarnos y a invitarnos a volver a Él. Su gracia y misericordia son mayores que nuestros errores, y Él nos espera con los brazos abiertos, listo para darnos un nuevo comienzo.