En esta predicación titulada «Niños: Los buscadores naturales», el predicador Estarlin Almarante reflexiona sobre la importancia de guiar a los niños hacia Jesús, basándose en el pasaje de Marcos 10:13-16. Destaca la responsabilidad de padres, familiares y la iglesia en facilitar que los pequeños conozcan a Dios, y cómo a menudo se ponen obstáculos sin darse cuenta. La predicación celebra el trabajo de la escuela dominical y enfatiza la necesidad de ser intencionales en la formación espiritual de los niños.
- Responsabilidad de llevar a los niños a Jesús: Los padres y adultos cercanos tienen el deber de guiar a los niños hacia Dios, ya sea a través de la oración, la enseñanza bíblica, el ejemplo personal o llevándolos a la iglesia.
- Obstáculos inesperados: A veces, las dificultades para acercar a los niños a Jesús provienen de lugares inesperados, como la propia familia, circunstancias prácticas o incluso la iglesia, donde pueden ser menospreciados por su edad.
- La indignación de Jesús ante los impedimentos: Jesús reacciona con enojo santo cuando ve que los discípulos intentan alejar a los niños de Él, enseñando que nadie debe poner trabas a quienes buscan acercarse a Dios con un corazón sincero.
- Los niños como ejemplo de fe: Jesús enseña que para entrar en el reino de los cielos, los adultos deben adoptar la actitud de un niño: dependencia, confianza y fe sencilla, reconociendo que la salvación es un regalo de Dios.
- Bendición y recepción de los niños: Jesús no solo defiende a los niños, sino que los abraza y bendice, mostrando el amor y la importancia que tienen para Él. La iglesia debe imitar esta actitud de acogida y apoyo espiritual.
- Llamado a la acción: Se insta a la congregación a ser intencionales en la evangelización y discipulado de los niños, aprovechando su sensibilidad espiritual y sembrando semillas de fe que Dios hará crecer en su momento.
La predicación concluye con un llamado a valorar y cuidar la niñez, tanto en la iglesia como en el mundo, reconociendo que los niños son receptivos al evangelio y que su formación espiritual es una prioridad. Se enfatiza la necesidad de orar por ellos, enseñarles la Palabra y facilitar su participación en la vida de la iglesia, confiando en que Dios obrará en sus vidas. La predicación termina con una oración pidiendo protección y bendición para todos los niños, y comprometiéndose a ser un ejemplo vivo del amor de Cristo para ellos.