La escuela de Dios para un corazón endurecido

La predicación «La escuela de Dios para un corazón endurecido», basada en Jonás 4, utiliza la historia del profeta para reflexionar sobre cómo Dios trata con la dureza de corazón que nos impide compartir Su compasión. El predicador comienza comparando la actitud de Jonás, que se enoja porque Dios perdona a Nínive, con la del hermano mayor en la parábola del hijo pródigo, quien tampoco puede celebrar el perdón. Ambos casos revelan un corazón que juzga y excluye, en contraste con el corazón misericordioso de Dios. El mensaje central es una invitación a examinar nuestro propio corazón y a permitir que Dios nos enseñe y transforme.

  • Evaluación del corazón (Jonás 4:1-4): Dios confronta a Jonás con una pregunta clave: «¿Haces bien en enojarte tanto?». Jonás, en vez de alegrarse por la salvación de una ciudad entera, se enfurece porque Dios mostró misericordia. Esto expone un corazón endurecido por el prejuicio, el nacionalismo y la falta de compasión, que prefiere la justicia severa para otros olvidando la misericordia que él mismo recibió.
  • Enseñanza a través de tres elementos (Jonás 4:5-8): Dios da una lección objetiva usando una planta (una calabacera), un gusano y un viento. La planta representa las bendiciones y comodidades que Dios nos da. El gusano simboliza las pérdidas o «sustracciones» que Dios permite para quitarnos aquello a lo que nos aferramos. El viento recio representa las pruebas y aflicciones que nos purifican. La reacción de Jonás (alegrarse por la planta y enfurecerse por su pérdida) muestra que su preocupación era egoísta, centrada en su bienestar y no en las personas.
  • Confrontación final y llamado a la compasión (Jonás 4:9-11): Dios contrasta la preocupación de Jonás por una planta efímera (que no cultivó) con Su propia compasión por Nínive, una gran ciudad con miles de personas ignorantes y perdidas. La pregunta retórica de Dios a Jonás es también para nosotros: ¿Nos compadecemos de las personas que nos rodean, o estamos más preocupados por nuestro confort? El llamado es a tener el corazón de Dios, que desea salvar y no destruir.

La conclusión es un llamado personal y comunitario a la acción. Así como Dios puso a Jonás en una «escuela» para ablandar su corazón, Él quiere hacer lo mismo con nosotros mediante sus bendiciones (plantas), sus sustracciones (gusanos) y sus pruebas (vientos). El objetivo final es transformar nuestro corazón endurecido en uno sensible y compasivo, que se alegre por la salvación de otros y que nos impulse a ser agentes de cambio y luz en nuestra ciudad, trabajando para que quienes nos rodean también puedan experimentar el perdón y la misericordia de Dios.