En esta predicación titulada «Jesús bendice a los niños», el predicador Estarlin Almarante explora cómo Jesús valoraba y cuidaba a los niños, a pesar de que en su época eran menospreciados por la sociedad. A través del pasaje de Mateo 19:13-15, se analiza cómo Jesús no solo defendió a los niños, sino que también los bendijo, mostrando que ellos son importantes en el reino de los cielos. El mensaje central es una invitación a la iglesia y a las familias a valorar, cuidar y bendecir a los niños, integrándolos plenamente en la vida de la comunidad cristiana.
- Jesús reprende a los discípulos por menospreciar a los niños: En el pasaje, los discípulos intentan impedir que los niños se acerquen a Jesús, pero Él los reprende y les dice: «Dejad que los niños vengan a mí». Esto muestra que Jesús valoraba a los niños y les dedicaba tiempo, a pesar de estar ocupado.
- Jesús pide que no se impida a los niños acercarse a Él: Además de reprender a los discípulos, Jesús enfatiza que no se debe ser un obstáculo para que los niños vengan a Él. Esto aplica tanto a la sociedad como a la iglesia, donde a veces los adultos pueden ser un impedimento para que los niños se relacionen con Jesús.
- Jesús elogia a los niños: Jesús afirma que «de los tales es el reino de los cielos», destacando las cualidades de los niños, como su inocencia, confianza y falta de malicia. Estas características son un ejemplo para los adultos en su relación con Dios.
- Jesús bendice a los niños: Finalmente, Jesús toma a los niños, los abraza y ora por ellos, mostrando su amor y cuidado. Este acto contrasta con la actitud de la sociedad de la época, que menospreciaba a los niños.
En conclusión, el predicador exhorta a la iglesia a valorar a los niños no como el futuro, sino como el presente de la comunidad cristiana. Se invita a los creyentes a evitar ser un obstáculo para que los niños se acerquen a Jesús, a elogiarlos por sus logros y a bendecirlos, siguiendo el ejemplo de Jesús. La iglesia debe ser un lugar donde todas las generaciones, incluyendo los niños, se sientan valoradas y parte integral de la comunidad. Esto no es solo un llamado a la acción, sino también un recordatorio de que Jesús dio su vida por todos, incluyendo a los niños, y que debemos reflejar su amor hacia ellos en nuestra vida diaria.