En la predicación titulada «El servicio: Una misión que cada generación debe cumplir», el predicador Estarlin Almarante reflexiona sobre la importancia del servicio y el legado que dejamos como creyentes. A partir de un pasaje en Hechos 13:36, donde se menciona cómo David sirvió a su generación según la voluntad de Dios, el predicador invita a la congregación a recordar a los hermanos que han partido, honrar su legado y asumir la responsabilidad de continuar la obra que ellos comenzaron. La predicación es un llamado a las nuevas generaciones a dar un paso al frente y servir a Dios con valentía, confiando en que Él capacita a quienes llama.
- Recordar a quienes nos precedieron: El predicador menciona a varios miembros de la iglesia que han fallecido, como Loli Pereira, Carlos Calvente, Miguel Espada y Vicente Cimarro, destacando su servicio y dedicación. Estos hermanos dejaron un legado de amor, pasión y entrega a la obra de Dios.
- El ejemplo de David: Se resalta la vida de David, quien, a pesar de ser menospreciado y considerado pequeño, fue usado por Dios para grandes hazañas. David sirvió a su generación según la voluntad de Dios, y su vida es un ejemplo de cómo Dios usa a personas humildes para cumplir sus propósitos.
- El servicio como misión: El servicio no es solo para líderes o personas con formación teológica, sino para todos los creyentes. Dios usa a personas sencillas para llevar a cabo su obra, como lo hizo con Loli Pereira y otros miembros de la iglesia.
- Honrar el legado: La mejor manera de honrar a quienes nos precedieron es continuar su trabajo. No se trata de empezar de cero, sino de construir sobre lo que ellos ya avanzaron, aportando nuestra propia contribución.
- El llamado a las nuevas generaciones: El predicador anima a las nuevas generaciones a dar un paso al frente y servir a Dios, a pesar del miedo o la sensación de no estar preparados. Dios capacita a quienes llama, y su presencia es suficiente para enfrentar cualquier desafío.
- La promesa de Dios: Así como Dios estuvo con David y con los hermanos que partieron, también estará con las nuevas generaciones. La promesa de su presencia y ayuda es un aliento para servir con valentía y fidelidad.
En conclusión, la predicación es un llamado a recordar, honrar y continuar el legado de servicio que dejaron los hermanos que nos precedieron. Es un desafío para las nuevas generaciones a asumir la responsabilidad de servir a Dios en su tiempo, confiando en que Él estará con ellos y los capacitará para cumplir su misión. El servicio es una tarea que cada generación debe asumir, no por mérito propio, sino por amor a Dios y a su obra.