El predicador introduce «El evangelio de Isaías» como un mensaje profético cumplido en Jesucristo 750 años después. Destaca Isaías 61:1-3, pasaje que Jesús mismo leyó en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4), enfatizando su relevancia actual. La predicación explora cómo el Espíritu Santo, que ungía a Isaías y a Jesús, hoy mora en los creyentes, transformando vidas y proclamando libertad.
- El Espíritu Santo en acción: Contrasta las teofanías del Antiguo Testamento (manifestaciones temporales de Dios) con la morada permanente del Espíritu en los creyentes desde Pentecostés. Este cambio radical asegura que Dios ya no se «marcha», sino que obra regeneración instantánea y progresiva en el corazón.
- Buenas Nuevas para los pobres: Explica que la «pobreza» espiritual (dependencia total de Dios) es clave, no la económica. Usa ejemplos bíblicos (Abraham, Lidia) para mostrar que la riqueza no impide la salvación, pero advierte contra el orgullo de la autosuficiencia (Apocalipsis 3:17-18).
- Sanidad para corazones desgarrados: Ilustra con la metáfora de un desgarro físico el dolor emocional y cómo Jesús, como sanador, restaura las heridas más profundas. Cita el ejemplo de Antonio Machado y su poesía tras la pérdida de su esposa.
- Libertad para los cautivos: Resalta que el pecado nos hacía prisioneros, pero el Espíritu nos declara libres para vivir en el propósito de Dios. Subraya que la misión central de Cristo fue dar vida eterna, no solo bienestar temporal.
- Árboles de justicia: Compara a los creyentes con árboles plantados por Dios, regados por Su Espíritu. Destaca que los frutos espirituales (Gálatas 5:22-23) son obra divina, no esfuerzo humano, y que Dios cuida de cada «árbol» sin acepción.
La predicación concluye con un llamado a recordar la obra constante del Espíritu Santo en nuestras vidas. Invita a vivir en humildad (pobreza espiritual), aceptar Su sanidad en las heridas, y fructificar en la libertad que Cristo nos dio. El mensaje de Isaías, cumplido en Jesús y aplicado por el Espíritu, sigue siendo hoy un evangelio de esperanza y transformación para quienes se dejan guiar por Dios.