En la predicación titulada «Dios: Refugio seguro en un mundo inevitable», el predicador Estarlin Almarante aborda la inestabilidad del mundo actual —guerras, crisis económicas, desastres naturales y conflictos personales— y cómo el Salmo 46 ofrece consuelo y seguridad al señalar a Dios como nuestro refugio inquebrantable. A través de este salmo, se invita a los creyentes a confiar en la soberanía y el cuidado divino, incluso cuando todo alrededor parece desmoronarse.
- Dios es refugio en medio del caos (Salmo 46:1-3): El salmista describe catástrofes como terremotos y tsunamis como símbolos de las crisis que enfrentamos. En contraste, Dios es presentado como un «refugio antibomba» espiritual, siempre accesible y cercano para quienes claman a Él.
- Dios está con su pueblo y lo cuida (Salmo 46:4-7): Aunque el enemigo intente sitiar (aislar) a su pueblo, Dios provee un «río» de presencia y provisión interna que nadie puede cortar. Quienes confían en Él viven con paz y esperanza, a diferencia de quienes no tienen fe y enfrentan la vida con ansiedad y temor.
- Dios reina sobre todo y llama a confiar en Él (Salmo 46:8-11): Él es quien detiene las guerras y destruye las armas humanas. Su mandato es «Estad quietos» (v. 10), recordándonos que la verdadera seguridad no está en soluciones humanas (alianzas, ejércitos), sino en Su soberanía. La predicación culmina con la afirmación: «Jehová de los ejércitos está con nosotros» (v. 11).
La predicación concluye con un llamado a depositar la confianza en Jesucristo, el único que trae paz verdadera en medio de un mundo turbulento. Se enfatiza que, sin importar las circunstancias externas, los creyentes pueden vivir seguros en el refugio que Dios ofrece. La oración final pide que esta verdad transforme vidas y lleve esperanza a quienes aún no conocen a Dios.