En la predicación titulada «Deseando captar el mensaje de Dios», el predicador Carlos Gómez enfatiza la importancia de la Biblia como la palabra de Dios y cómo debemos acercarnos a ella con un corazón dispuesto a entender, recibir y retener su mensaje. A través de ejemplos, historias y referencias bíblicas, el predicador nos invita a reflexionar sobre cómo muchas veces pasamos por alto las verdades obvias que Dios nos revela en su palabra, y cómo el enemigo busca distraernos y nublar nuestra comprensión de la verdad.
- La Biblia es un tesoro invaluable que contiene el mensaje de Dios para nuestras vidas. A pesar de los ataques que ha sufrido a lo largo de la historia, sigue siendo incólume y mantiene su autoridad.
- Muchas veces pasamos por alto las verdades obvias que Dios nos muestra, como en la historia de Sherlock Holmes y Watson, donde lo evidente (la tienda robada) fue ignorado por detalles menos relevantes.
- La parábola del sembrador (Mateo 13:23) ilustra cómo diferentes personas reciben la palabra de Dios: algunos no la entienden, otros la reciben con gozo pero no la retienen, y otros permiten que las preocupaciones del mundo ahoguen su fe. Solo aquellos que la reciben con un corazón abierto y la retienen dan fruto.
- Es crucial no solo oír la palabra de Dios, sino también entenderla, recibirla y retenerla. Esto implica un compromiso personal con Jesucristo, quien es la fuente de vida eterna.
- El relativismo y las tradiciones humanas pueden adulterar la palabra de Dios, llevando a las personas a creer medias verdades o mentiras. Debemos escudriñar las Escrituras con un corazón sincero para conocer la verdad absoluta.
- Jesús nos llama a no solo escuchar su palabra, sino a ponerla en práctica. Aquellos que hacen la voluntad de Dios son considerados su familia.
- La decisión de recibir a Jesucristo como Salvador y Señor es personal y transformadora. Quienes lo hacen pasan de ser criaturas de Dios a hijos de Dios, con la promesa de vida eterna.
En conclusión, la predicación nos desafía a no conformarnos con una fe superficial, sino a profundizar en la palabra de Dios, entenderla, recibirla y vivirla. El mensaje central es que Jesucristo es la verdad que nos libera y que, al recibirlo, encontramos el propósito y la plenitud de vida que solo Él puede dar. La invitación final es a abrir nuestro corazón a Jesús, confesarlo como nuestro Salvador y comprometernos a vivir según su palabra.