Judas conocía el lugar

Aun siendo Dios, Jesucristo fue un hombre de oración en la tierra. Dio ejemplo a sus discípulos y les enseñó a orar.

A menudo, pasando por Jerusalén, llevó a sus discípulos a un huerto situado en una colina desde donde se podía ver la ciudad. Allí había orado varias veces con ellos y les había enseñado. Judas integraba el grupo. Él también había ido a dicho huerto y había presenciado esos momentos de dulce intimidad y comunión. Iba con ellos, pero su corazón estaba en otra parte. Había oído a Jesús anunciar el mensaje de Dios. Sin embargo, cuando los principales de los judíos buscaban la manera de prender a Jesús, aceptó traicionar a su maestro a cambio de treinta monedas de plata.

Es muy bueno tener lugares y momentos para la oración. Es una buena costumbre asistir a las reuniones donde los cristianos nos unimos para orar. Conocemos el lugar… ¿pero dónde está nuestro corazón?

¿Cuál es nuestra relación con Jesucristo? Muchos de ustedes, niños, jóvenes, van con sus padres a un lugar de culto los domingos; esto es un privilegio, una buena costumbre. ¿Pero permanecerán lejos de Jesús, o se unirán a él sinceramente para orar, escucharle, y adorarle?

“Yo me alegré con los que me decían: A la casa del Señor iremos” (Salmo 122:1).

Jacqueline G.

13 de abril 2025