Estos días estamos presentando en el campamento de los niños a Jesús como el gran superhéroe al que queremos seguir porque, aparte de que su existencia es real, nos lleva adonde nadie más puede llevarnos: al Padre, al Cielo. Pero, sobre todo por quién es y lo que ha hecho, hace y hará a nuestro favor. Rememorando las ilustraciones del evangelista Juan, porque él es la Luz que ilumina el pecado de nuestra vida para que lo reconozcamos y podamos arrepentirnos, así como el camino a seguir, el bueno. Y porque de hecho él es ese camino: el Camino, la Verdad y la Vida. No un camino tan válido como otros, una verdad tan sugerente como otras, o una vida de entre varias que podemos escoger; sino “el único Camino, la única Verdad y la verdadera Vida: el único que nos puede llevar al Padre. Y porque él es el Pan de Vida, el único que puede saciar el hambre espiritual de Dios que todos tenemos, reconozcamos o no esta necesidad. Y porque él es el Buen Pastor, el único que de verdad dio su vida por las ovejas de su rebaño que somos nosotros, aquel al que realmente le importan sus ovejas, que nos conoce por nuestro nombre, que nos lleva a todo lo bueno que necesitamos, que nos busca y cuando nos encuentra nos abraza, que nos defiende del enemigo, que nos lleva en brazos cuando lo requerimos… Y porque él es la Puerta que conduce al redil donde está su Iglesia. Y porque él es la Resurrección y la Vida, algo que nadie más puede decir y que él no solo dijo, sino que lo vivió, lo demostró, siendo este el mayor “superpoder” de todos, sin el cual Pablo nos dice que carecería de sentido creer. Y porque él es esa Vid por la que circula la savia hasta los pámpanos que somos nosotros, lo cual hace que separados de él no podamos hacer nada, y que todo lo que hagamos sin él sea en realidad nada. ¿Quién, pues, como Jesús, nuestro gran “YO SOY”?
Todos nosotros sufrimos el gran problema del pecado que nos hace caminar en tinieblas, y necesitamos la luz de Jesús. Todos y cada uno vivimos rodeados de más o menos confusión, con ideas, entornos y caminos vitales diferentes, y necesitamos seguir el camino, la verdad y la vida que Jesús ofrece. Todos y cada uno tenemos una necesidad espiritual que solamente Jesús puede saciar, así como la necesidad de ser cuidados, sostenidos, protegidos, alimentados…, y agradecemos profundamente al Buen Pastor Jesús su protección, muy superior a la que nos venden los personajes de Marvel. Y se requiere nuestra entrada por la puerta que es Cristo para recibir la vida que nos garantiza la resurrección con él, algo que varios de nuestros jóvenes acaban de testificar por medio del bautismo. Y todos y cada uno de nosotros necesitamos vivir esta vida complicada y dura aferrados a él, a la vid, para recibir toda su fuerza y poder servirle mientras le seguimos.
Jesús dijo (JUAN 5:24): “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. ¿Qué mejor seguridad que esta para aquellos que le escuchan y le creen? Nadie más la puede dar: La posibilidad de tener vida eterna desde este momento (el verbo aparece en presente). Hemos pasado ya de muerte a vida (en Cristo), y por tanto no hay condenación posible, porque estando en Cristo todo depende de él, y él es siempre fiel. Esa seguridad no la da ningún otro personaje, ni ninguna otra religión, que en el fondo son los intentos del ser humano por acercarse a Dios. Aquí lo que tenemos es a Dios acercándose a nosotros y tendiéndonos la mano, y no al revés. Si aún no lo has hecho, te invito a aferrarte a esa mano que Jesús te tiende hoy para sacarte del hoyo en el que te estás hundiendo en este mundo y recibir la verdadera vida en él. Y luego, sírvele siguiéndole, como él mismo lo enseñó (JUAN 12:26): “ Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. No dejemos de pasar tiempo con él y de estar donde está él, entre la gente a quien quiere que sirvamos y llevemos hasta él. Seguirle es estar donde él está y actuar como él actuaría, en sus pasos y con sus fuerzas. Y este texto nos ofrece una seguridad que es para nosotros hoy también: “Mi Padre le honrará”. Quizás no la gente; no estamos aquí para que nos honre la gente, porque además muchas de las labores que realizamos ni siquiera se ven, o la mayoría no las perciben, o no son populares (aunque sean necesarias) … Pero Dios lo ve todo y lo sabe todo. Y él honra a quienes le honran siguiendo y sirviendo a Jesús, a él y solo a él, nuestro verdadero y único Superhéroe.
Elena F.
6 de julio 2025