Fe

Algo que tiene en particular el cristianismo es su relación entre la Palabra de Dios y la vida. Pensemos, por ejemplo, en el relato de la creación de Génesis 1, en el que la realidad viva del mundo va naciendo de la Palabra de Dios. Él dice, y es hecho (Génesis 1:24). Un mensaje muy diferente del poema babilónico “Enuma Elish”, con el que claramente polemiza, y en el que el dios Marduk crea el mundo desmembrando el cadáver de otra diosa, Tiamat, a la que ha vencido.

Conocer a Jesús es la mayor y mejor experiencia que cualquier ser humano pueda tener. Más allá de su lugar de nacimiento, logros académicos o laborales, más allá de su felicidad matrimonial o familiar, más allá de su dinero o cosas materiales… cada día que pasa tengo menos dudas que nada puede hacer sombra a la bendición de saberse perdonado por la Gracia de Dios.

En muchos textos bíblicos nos topamos con la realidad de la enemistad humana. El Faraón del Éxodo, puede ser un buen ejemplo de enemigo, alguien que se beneficia de esclavizar a los israelitas, que, además, tiene un carácter soberbio.