Confianza

“Cogí todo aquello que creí que era mío, eché fuera lo que sabía que estaba bien. Estaba vacío, solo, demasiado avergonzado como para arrastrarme de vuelta a casa. Madre mía, mis lágrimas caían como lluvia, cuando escuché a mi Padre decirme: Siempre te voy a querer, eres mi niño, no importa lo que hagas. Bienvenido a tu hogar. Para tus errores hay gracia y misericordia. Siempre.

Isaías 35:1-10 y 61:1-11 son textos preciosos que los leccionarios traen para el tercer domingo de Adviento. Hablan del retorno del exilio babilónico, del re-establecimiento de Sión y de su glorificación.

El hombre cerró los ojos. No pensaba en sus tierras, seguramente arruinadas y devastada por el fuego, había sido uno de los hombres más ricos del momento. Tampoco pensaba en los animales que acababan de robarle. Ni tan siquiera pensaba en la familia que acababa de perder, y todo en el mismo día.